SIERVO DE DIOS DON MANUEL GARCIA RIQUELME


“Fueron sus padres honrados y piadosos artesanos naturales de esta ciudad de Orihuela, donde nació también nuestro biografiado el año 1902. Su padre, además de carpintero habilidoso, fue por muchos años portero del Palacio Episcopal a cuya sombra debió sin duda despertarse la vocación al estado eclesiástico de su hijo Manuel, quien empezó los estudios correspondientes en temprana edad en el Seminario de S. Miguel, primero en clase de externo, después en la de interno.

Hizo la carrera con laudable aprovechamiento y en su virtud consiguió, previos los oportunos trámites, la Licenciatura en Sagrada Teología en el Seminario Pontificio de Valencia.

Dotado de una forma elegante y de un carácter amable, así como fue de todos estimado como estudiante, lo fue después como sacerdote, dignidad que recibió en 1928, captándose el aprecio de todos los pueblos donde ejerció el sagrado ministerio, que fueron sucesivamente Salinas, La Marquesa, Torremendo y Granja de Rocamora.

En todos estos pueblos bien se puede repetir del Sr. García aquello de la Sabiduría: "Fue amado de Dios y de los hombres".

Mas, a tan benemérito sacerdote no podían perdonarle los enemigos de la Religión. Al producirse el glorioso Alzamiento hubo de refugiarse en esta ciudad, donde fue detenido por los satélites de la República y encarcelado juntamente con otros 9 sacerdotes.

Su comportamiento en la cárcel fue digno de un sacerdote: no sólo se manifestó resignado en sus padecimientos sino que envidiaba a los que padecían más que él a causa de la Religión. Sus deseos se vieron coronados. La noche del 30 de noviembre, a hora intempestiva, fue sacado con los demás compañeros de sacerdocio por un grupo de esbirros, quienes obligaron a aquéllos a ocupar inmunda camioneta con pretexto de  tener que prestar declaración en Alicante; en realidad fueron conducidos a las inmediaciones del cementerio de Elche, donde fueron sacrificados y luego sepultados sus gloriosos restos.

El día 9 de julio de 1939 todos estos sagrados despojos fueron trasladados triunfalmente a esta ciudad, donde fueron honoríficamente recibidos por todas las clases sociales y, finalmente, depositados en su cementerio, donde descansan.



(Del Folleto de 61 páginas "Héroes de la Fe", escrito recién terminada la guerra española, por el M. I. Sr. Don Joaquín Espinosa Cayuelas, Rector del Seminario Diocesano, que también padeció persecución y prisión).