Con este nombre eran conocidas en la Ciudad de Monóvar dos hermanas de 52 y 53 años respectivamente, de nombre Virtudes y Concepción Cerdán Requena.
Así se desprende de los datos aportados por los testigos, porque los archivos fueron pasto del fuego durante la guerra civil.
Es de dominio público en Monóvar, que eran hijas de un marqués de título pontificio habitante en Villena, conocido por Señor De Mergelina. Tenían otra hermana de nombre Angelita que regentaba una confitería organizada por el padre. Fue la familia Mergelina la que donó su palacio para albergar el actual Asilo de Ancianos de Villena.
Virtudes y Concepción: Soltera, morena, de cabello rizado y rojizo y temperamento vivo la primera; y, casada, más alta, rubia y más guapa la segunda, vivían de una renta modesta que el padre les había dejado, de modo que su vida se desenvolvía con dignidad pero también con una cierta austeridad.
Concepción había estado casada con un terrateniente de la Ciudad, pero por serios motivos tuvo que abandonar la convivencia. A la hora de morir era viuda.
Las dos hermanas habitaban en una casa digna en la calle Azorín, muy céntrica, como merece hijo tan ilustre del pueblo.
Hay vecinas que las recuerdan y han aportado datos e incluso se han desprendido de objetos de regalo intercambiados para enriquecer el relicario.
Son muchas las personas que las conocieron en su niñez y guardan recuerdos inolvidables de estas dos mujeres, pues no en vano tuvieron con ellas el trato cercano, propio de unas catequistas que les prepararon para la primera comunión.
Era el quehacer de ambas hermanas, la catequesis en la parroquia y en su propia casa, la visita a familias pobres, y enfermos.
Todos recuerdan la amabilidad y espíritu de servicio de las dos. Entonces no existía Cáritas y eran estas personas piadosas las que se encargaban de cuidar a los necesitados.
Hemos dicho “piadosas”, y estas dos hermanas lo eran de verdad. Consultado el Archivo de la Causa General en Madrid, la ficha de estas dos mujeres dice así, “Dedicación: SUS REZOS”. Misa y Comunión diarias, colaboración incondicional con la parroquia atendiendo al decoro de las cosas de la liturgia, fomento de la devoción a Nuestra Señora del Remedio, Patrona de la Ciudad, de la que eran camareras, etc.
Esta notoriedad de su fe, devoción y entrega al apostolado, en toda la Ciudad de Monóvar, causó que los enemigos de Dios las tuvieran bien fichadas para eliminarlas por reaccionarias y enemigas del pueblo, ya que su comportamiento neutralizaba, según ellos, las reivindicaciones de los trabajadores.
Un señor joven, (de vivir tendría ahora cien años) con cargos de relieve en el partido socialista de la Ciudad, por manifestar sus discrepancias por la muerte de las Señoritas Concepción y Virtudes, fue amenazado y hubo de marchar al frente de batalla para alejarse de ellos. “¿Por qué matar a estas señoras, si no hacían más que bien?”, Sí, pero eran beatas y pandorgas, como decían entonces.
Un buen día, Virtudes se enfrentó defendiendo su libertad para hacerlo, con una mujer que la insultaba porque asistía a Misa, aquella mujer enrabiada, se acercó al Comité para pedir que le dieran “el paseo”.
Virtudes fue a la cárcel y Concepción dijo que donde iba su hermana iba también ella; llevadas a la checa que funcionaba debajo del escenario del salón parroquial, fueron torturadas. Así dicen los testigos. Puestas en libertad con otros presos durante un tiempo, el populacho protestó y fueron de nuevo encarceladas. Recuerda una señora, que desde la cárcel enviaron una nota a su madre rogándole que les proporcionara una manta y dos prendas de ropa interior, pues habían salido de casa precipitadamente.
En la noche del 9 de noviembre de 1936, fueron subidas al coche de “los paseos” o de la muerte, las hicieron bajar junto a la carretera simulando que el coche se había averiado, y dicen que cuando ellas cogidas de la cintura paseaban por la cuneta, les dispararon y las mataron, ¿Fue así? Otra versión habla de horribles mutilaciones antes morir. Al día siguiente 10 de noviembre, aparecieron sus cadáveres junto a la carretera de Alicante-Ocaña, kilómetro 367, Término de Sax.
Don Prudencio Martín Pérez, pidió que junto a su esquela funeraria, figurara otra que transcribimos del Diario “La Razón” de 19 de noviembre de 2000 y dice así: “Virtudes y Concepción Mergelina Cerdán, que recibieron conjuntamente “bautismo de sangre” vilmente asesinadas por “los sin Dios”, en noviembre de 1936, por creer en Él.... Sus asesinos, propio de bestias, no puedo olvidar los horrores de su muerte. En estos días, se reaviva para su sobrino Prudencio, el recuerdo para ellas” (sic)